lunes, 4 de julio de 2016

ENFOQUE DE LA FILOSOFIA ANALITICA DENTRO DE LA COMUNICION




¿QUE ESTUDIA?

Aunque difícil de determinar con exactitud, a grandes rasgos el término apunta a una forma de aproximarse a los problemas filosóficos, caracterizada principalmente por:

1.   Un especial interés en el estudio del lenguaje y el análisis lógico de los conceptos, considerando tanto la lógica formal, como el lenguaje ordinario. Este rasgo se encuentra prácticamente en todas las obras más representativas de la Filosofía Analítica desde sus orígenes, como en Principia Mathematica (1910-1913) de Russell y Whitehead, o como en el Tractatus Lógico-Philosophicus (1921) de Wittgenstein.

2.   Una posición más bien escéptica respecto de la tradición metafísica. Esta característica encontró su punto más álgido en el neopositivismo del Círculo de Viena de Otto Neurath y Rudolf Carnap, quienes llegaron a adoptar la posición fuerte de que los enunciados metafísicos carecen de sentido, una vez sometidos al análisis lógico. 

3.   Una conexión con la tradición empirista, tanto en espíritu, estilo, foco y análisis filosófico.

4.   Una autoproclamada afinidad con la investigación científica. En particular, con los conceptos de la física como paradigma de comprensión de lo real. Esta cualidad encuentra su lugar más evidente en el Fisicalismo, pero es un rasgo muy difundido dentro de la tradición analítica.

5.   Una contraposición respecto a otras tradiciones filosóficas. Principalmente en relación a la llamada Filosofía Continental, aunque también a las diferentes formas de Filosofía Oriental, de Tomismo y de Marxismo, entre otras.

En la actualidad, junto con la Filosofía del lenguaje de los inicios, se han añadido nuevos temas dentro de la Filosofía Analítica, como la Filosofía de la Mente, la Filosofía de las ciencias, la Filosofía de las Matemáticas, la Epistemología e incluso la Metafísica. Esto ha enriquecido enormemente la tradición analítica iniciada a principios del siglo pasado, pero también ha desdibujado los principios y límites característicos de esta corriente filosófica, razón por la cual resulta muy polémico intentar trazar una definición precisa del término en el presente.






SUS EXPONENTES MÁS IMPORTANTES


Los representantes más relevantes de la filosofía analítica son científicos matemáticos y físicos, como Russell, uno de sus fundadores, Wittgenstein y Moore; de las dos escuelas más importantes del Positivismo Lógico y la Lingüística, de Cambridge, y Oxford.




Temas y representantes principales


El giro lingüístico de la filosofía

El paso del siglo XIX al XX representó una auténtica convulsión en el ámbito de las ciencias, y de modo especial en las ciencias físicas y matemáticas: la teoría cuántica, la teoría relativista, las geometrías no euclidianas. Por esta razón renace el interés por comprender y analizar las teorías científicas. Analizar las teorías científicas exige analizar los enunciados por medio de los cuales se expresan. En consecuencia, el propio lenguaje pasa a ser tema central en la reflexión sobre la ciencia.

A pesar de las diferencias teóricas, los avances prácticos de la ciencia son espectaculares. Por eso la ciencia se constituirá una vez más, tal como ya ocurrió a lo largo de los siglos XVII y XVIII, tanto en objeto de la crítica y los análisis como en referencia y modelo del saber.

KANT nos hizo tomar conciencia en el siglo XVIII de que aquello que llamamos conocimiento del mundo es el conocimiento del mundo que se manifiesta a los humanos. El siglo XX se abre con la conciencia de que este mundo humano se manifiesta necesariamente de manera lingüística. En consecuencia, del mismo modo que KANT propugnaba la crítica de la razón humana, ahora se impondrá la necesidad de realizar una crítica del lenguaje. Para bien y para mal, sólo en el lenguaje se nos manifiesta el mundo como mundo humano. La discusión sobre sus posibilidades, sus límites y sus excesos centrará buena parte de la filosofía del siglo XX. Si en la modernidad es procedente hablar de un giro antropológico, lo que ahora se produce es el llamado giro lingüístico de la filosofía.

La filosofía analítica constituye un amplio movimiento filosófico, originado en Inglaterra a partir de la obra de G. E. Moore y Bertrand Russell (este último influido por los matemáticos, y a la vez lógicos Boole y Frege), que adquiere, además, un enorme auge en EE.UU. y Austria. Aunque dentro de este movimiento se pueden distinguir varias corrientes todas ellas tienen en común los siguientes rasgos:

1. Mantienen una actitud empirista: la experiencia ha de ser la fuente de todo nuestro conocimiento, por lo que dan una gran importancia a los criterios para poder determinar la verdad o falsedad de los enunciados científicos, por ejemplo, a través del criterio de verificación. En consonancia con esta concepción empirista muchos filósofos analíticos, aunque no todos, rechazaron la metafísica porque consideraban que sus afirmaciones son carentes de sentido.

2. La función principal de la filosofía, y según algunos la única, se centrará en el análisis filosófico, consistente en descomponer los problemas filosóficos en elementos más simples, operación que nos permitirá comprender mejor su sentido, o descubrir que en realidad no había problema. En esta tarea tendrá especial relevancia el análisis del lenguaje, ya que algunos problemas y dificultades tienen su origen en el mal uso del lenguaje o en su carácter equívoco y ambiguo. Por eso debemos a los filósofos analíticos un espíritu de cautela y claridad al hacer filosofía, espíritu que echamos en falta en otros muchos filósofos.

3. Los filósofos analíticos consideran que la filosofía no es un saber con contenido propio, sino que es una actividad de segundo grado (no estudia la realidad, sino que analiza los saberes que sí que la estudian, por ejemplo, las ciencias) centrada casi exclusivamente en el análisis de problemas de tipo lógico o lingüístico. Trataron con especial profundidad los problemas de la Filosofía de la Ciencia, centrando su atención en el análisis de cuestiones metodológicas y en la fijación del criterio de significado que nos permite determinar si un enunciado teórico se refiere o no a hechos, y por lo tanto lo podemos catalogar como científico o no. También hicieron sutiles análisis metaéticos sobre el significado y uso de los términos morales: bueno, justo, intencionado, involuntario…, sobre las peculiaridades del lenguaje religioso, etc. Precisamente este tercer punto es el que permite distinguir, ya desde los inicios del movimiento analítico, dos corrientes diferenciadas: (1) Los que, a partir de Russell, tratan de encontrar las expresiones lingüísticas mínimas (algo así como átomos lingüísticos) para, a partir de ellas, construir un lenguaje perfecto que, al margen de las ambigüedades del lenguaje común, pueda ser usado con absoluta precisión en el tratamiento de problemas científicos. A esta filosofía se la ha denominado a veces filosofía del lenguaje ideal. Los que se dedican a descomponer el lenguaje común para eliminar las incorrecciones de su funcionamiento sin recurrir a su conversión en lenguaje lógico (supuestamente perfecto). A esta postura se la ha denominado filosofía del lenguaje corriente.

La filosofía del lenguaje ideal

Para esta corriente, originada en Russell, el análisis tiene como misión llevamos a distinguir los problemas reales de la ciencia de aquellos problemas (pseudoproblemas) que surgen debido al mal empleo del lenguaje (casi todos los problemas de tipo filosófico). El lenguaje común incurre inevitablemente en este tipo de pseudoproblemas, de ahí la necesidad de construir un lenguaje perfecto. Este lenguaje perfecto tiene que ser desarrollado por los procedimientos de la lógica, por lo que van a subordinar sus estudios a esta disciplina. Para la constitución de tal lenguaje perfecto será necesario descomponer el lenguaje en sus elementos mínimos o simples (dando origen con ello al «atomismo lógico» que se han de corresponder con los hechos simples de la realidad. Dentro de esta corriente analítica que hemos denominado «filosofía de lenguaje ideal» pueden distinguirse, a su vez, dos subcorrientes:

a) El atomismo lógico: desarrollado fundamentalmente por Russell y el primer Wittgenstein.

b) El positivismo lógico (también llamado «neopositivismo», «neoempirismo» o «empirismo lógico»): centra su preocupación en despojar a la ciencia de todo vestigio metafísico y en analizar el tipo de relaciones que se establecen entre el «lenguaje» y los «hechos». Los representantes más destacados del positivismo lógico, Otto Neurath, Hans Hahn, Moritz Schlick, Carnap, pertenecen al grupo conocido como Círculo de Viena. También siguieron en gran medida las tesis del círculo Hempel y Quine.

La filosofía del lenguaje ordinario


Esta corriente, originada a partir de la obra de Moore, parte del lenguaje corriente. Éste ha de ser sometido a análisis, pero no para sustituirlo por un lenguaje lógico perfecto, sino para ver dónde se hace un mal uso de las reglas del lenguaje. Algunos autores desarrollan la teoría de los juegos del lenguaje; esto es, dentro de una misma lengua se pueden dar diversos usos del lenguaje, con unas reglas propias cada uno. Y cada uno de estos usos sería un juego. La filosofía tendrá por misión desentrañar (a través de un análisis) dónde se producen estos malos usos del lenguaje. Además de Moore pueden ser encuadrados en esta corriente el segundo Wittgenstein, Ryle, Strawson, Austin, etc.

domingo, 3 de julio de 2016

LA MODERNIDAD Y LA FUERZA DE LA RAZÓN


Breve evolución histórica

La modernidad como desarrollo global

En términos generales la modernidad ha sido el resultado de un vasto transcurso histórico, que presentó tanto elementos de continuidad como de ruptura; esto quiere decir que su formación y consolidación se realizaron a través de un complejo proceso que duró siglos e implicó tanto acumulación de conocimientos, técnicas, riquezas, medios de acción, como la irrupción de elementos nuevos: surgimiento de clases, de ideologías e instituciones que se gestaron, desarrollaron y fueron fortaleciéndose en medio de luchas y confrontaciones en el seno de la sociedad feudal.
Se trata de un proceso de carácter global -de una realidad distinta a las precedentes etapas históricas- en la que lo económico, lo social, lo político y lo cultural se interrelacionan, avanzan ritmos desiguales hasta terminar por configurar la moderna sociedad burguesa, el capitalismo y una nueva forma de organización política, el Estado-nación.
La modernidad surge en los ahora llamados "países centrales" (Europa occidental y, más tarde, Estados Unidos); luego, con el tiempo, se expande hasta volverse mundial y establecer con los países llamados "periféricos" una relación de dominación, de explotación y (le intercambio desigual, donde el centro desempeña el papel activo, impone el modo de producción capitalista (MPC) y destruye o íntegra (pero vaciándolas de su contenido y despojándolas de su significado) las estructuras precapitalistas autóctonas y tradicionales. Este proceso, que atraviesa por divesas etapas, desemboca en la actual generalización del mundo de la mercancía y en la consolidación de los Estados modernos.



Características

Los rasgos representativos básicos de la Modernidad, aquellas ideas que más influenciaron al arte moderno, son:
·        Industrialización. Es la principal herramienta a través de la cual se aspira a aumentar la productividad y la economía.
·        Espíritu de innovación. Las tradiciones del pasado se consideran obsoletas por lo que se promueve su revisión, actualización y los cambios constantes.
·        Conocimiento científico. La ciencia, la experimentación práctica y la razón son las bases del conocimiento superando el antiguo dominio de las creencias religiosas.
·        Capacidad de creación. Se enfatiza en la creadora del hombre, su potencial para dar forma a su entorno a través de la ciencia y la tecnología.
·        Individualidad. Se fomenta la introspección y la búsqueda de objetivos individuales basados en la voluntad propia de cada ciudadano.


Sus exponentes más importantes o destacados


René Descartes


Considerado el "Padre de la Modernidad", definió con claridad el objetivo de los filósofos de este período histórico: la búsqueda de la certeza.

Mediante sus meditaciones y su método intentó dar respuesta al escepticismo reinante. Su estrategia no fue el rechazo o la negación de la duda sino su aceptación hasta las últimas consecuencias. Es decir, utilizó la duda como método y sometió todo conocimiento a duda con el fin de encontrar una verdad de la que ya no pudiese dudar ni el más escéptico. Así llegó a alcanzar una certeza primera: “Pienso, existo.” Y teniendo en ella una base inconmovible, reconstruyó el edificio filosófico. En primer lugar, alcanzó una segunda certeza: la existencia de Dios. En segundo lugar, reafirmó la confiabilidad del conocimiento científico, el cual tenía a Dios por garante.

David Hume


Crea el empirismo y tiene una disputa con la lógica clásica la cual se remonta hasta Aristóteles en la cual se cree en un principio de causalidad al cual Hume piensa que es incierto o desconocido para la mente humana su aportación está en el campo de la epistemología.
Junto con el racionalismo, que se desarrolla en la Europa continental, el empirismo es la otra gran corriente filosófica de la modernidad, que se desarrollará en Gran Bretaña en los siglos XVII y XVIII. David Hume es uno de sus más representativos portavoces, alcanzando un reconocido prestigio al llevar al empirismo, mediante el análisis del conocimiento y la crítica de la metafísica y la moral, a sus últimas consecuencias.

Immanuel Kant




La filosofía kantiana, llamada por su autor Idealismo Trascendental y conocida entre nosotros también como filosofía crítica o "criticismo", se desarrolla a partir de una nueva solución del problema del conocimiento según la cual los elementos formales y los elementos materiales del conocimiento han de colaborar para que éste pueda darse, pretendiendo, de este modo, superar las limitaciones del empirismo y del racionalismo.
Logra sintetizar el empirismo con el racionalismo y el idealismo; además de que da un giro o una revolución copernicana en filosofía de la mente ya que antes de el se pensaba que el conocimiento venia directo de las cosas a nuestra mente y desde kant se cree que es nuestra mente la que impone categorías a los fenomenos de las cosas su campo fue la epistemología y tambien la ética donde desarrolla quizá el más perfecto argumento de una ética deontológica (es decir, una ética sobre el deber).

Otros exponentes fueron: Hegel, Pascal, tomas Moro, Bacon, Malebranche, Nicolas de Cusa, Baltazar Gracian.


LA POSMODERNIDAD Y EL MITO DE LA CIENCIA





¿CUANDO SURGE?

De modo que la postmodernidad surge a partir del momento en que la humanidad empezó a tener conciencia de que ya no era válido el proyecto moderno; está basada en el desencanto. El término postmodernismo admite una era a la que precedió el modernismo. Las distintas corrientes del movimiento postmoderno aparecieron a lo largo del tercio central del siglo XX.

CARACTERÍSTICAS

• Diferencia: Quizás uno de los conceptos que más resaltan en este tema es el de la diferencia, entendida como una multiplicidad de identidades culturales o realidades que existen en nuestro planeta y que cobran voz a través de las comunicaciones haciéndonos partícipes de su existencia. Este reconocimiento de las diferencias genera una conciencia en nosotros mismos de que somos una entre muchas culturas. A esto podemos llamarlo pluralidad.

 •  Pluralidad: aunque es una idea muy similar a la idea de la diferencia, se distingue de ésta en que aquélla denota una cierta actitud ante la vida, una voluntad política que no se queda en la aceptación o reconocimiento de lo otro como diferente, sino que pretende una comunicación con esta alteridad, una coexistencia y voluntad para compartir un mundo en común. La pluralidad denota una multiplicidad de racionalidades: ya no se va a pensar en una razón universal unificadora sino en muchas racionalidades, y en muchas maneras de ver y vivir el mundo.

• Relativismo: Al aceptar las diferencias y vivir en un mundo plural es inevitable caer en un relativismo; si no hay una razón unificadora de valores y conocimientos, lo que cada quien crea será válido según la cultura o la realidad en que se viva. Esto de alguna manera genera un vacío de ideales en el que no existe un modelo de perfección humana, un tipo ideal. El relativismo se opone así al universalismo, que plantea como tal una escala de valores universales que no tienen lugar en la sociedad plural.

•  Comunicación en masa: En palabras del filósofo Gianni Vattimo (uno de los pensadores más importantes de la posmodernidad), los medios de comunicación masiva son el principal factor de la sociedad posmoderna. Éstos han convertido al mundo en un lugar más complejo; se encargan de mostrar las diferentes realidades, las múltiples identidades en toda su individualidad y peculiaridad; pero también nos muestran irrealidades o, en otras palabras, realidades artificiales, a veces producto de la imaginación de todos aquellos que participan en y de estos medios.

En un mundo donde la comunicación rompe todas las fronteras, en donde podemos conocer a través del internet, el cine y la televisión, culturas y diferencias que en otros tiempos habrían sido impensables y ajenas a nuestra realidad, el sentido de la historia y de la razón se ve alterado de manera definitiva.

El reconocer la diferencia, en otras palabras, el hecho de reconocer en los otros lo que nos es ajeno, lo que no compartimos con una determinada cultura y manera de ver el mundo, nos afirma por un lado en nuestra identidad; es decir, en lo que sí somos (nuestro lenguaje, religión, costumbres, ideología, etcétera). Pero también nos pone a pensar acerca de todo lo que podríamos ser.

Las guerras de la era posmoderna se han caracterizado por ser guerras de civilizaciones, cuyo argumento es religioso, nacionalista, racista. Esto nos lleva a la última y, quizá, más importante de las características de la posmodernidad que es el vacío de ideologías.

•  Vacío de ideologías
Tal vez lo que más destaca de este fin de la modernidad o de la historia es que no hay ideologías. Como consecuencia del relativismo, de la pluralidad, del reconocimiento de la diferencia y de la comunicación en masa y del mundo en el que “todo se vale”, se acaban las ideologías (por lo menos en el sentido en el que estábamos acostumbrados en la modernidad): como un sistema ordenado de ideas. Donde surgen y tienen cabida muchas maneras de pensar se acaba lo que conocemos como mentalidad, es decir un conjunto de valores e ideas compartidas con un grupo de personas dentro de una sociedad.




¿CUÁLES HAN SIDO LOS APORTES REALIZADOS A LA COMUNICACIÓN?

Al entender a la posmodernidad como un cambio de época, se hace necesario reflexionar sobre la contribución que potencialmente pueden realizar los medios de comunicación, para la humanización de las relaciones humanas. Se parte de que la posmodernidad es una continuidad de algunos aspectos del pensamiento moderno e ilustrado, pero esencialmente rompe con muchos de sus planteamientos, al no haber sido capaz la modernidad de alcanzar los anhelados ideales de orden y progreso. Se sostiene que los medios de comunicación son capaces, y deben ser responsables, de promover un pensamiento ético comunitario y planetario, dadas las diferentes problemáticas que enfrenta el mundo en diversos ámbitos: económicos, ecológicos, raciales, políticos, educativos, religiosos, de salud y familiares, ente otros. Los propios medios responden a las lógicas contextuales que les permiten operar, sobre todo en los ámbitos políticos y económicos, pero es a través de la conciencia, de la reflexividad y de la acción como será posible humanizar a los medios. Se recurre para ello a autores que abordan asuntos referentes a la posmodernidad, a la teoría de la comunicación y a la ética en educación principalmente, con el fin de fundamentar los planteamientos desarrollados. Este documento es una reflexión que pretende abonar información al campo de la comunicación y la ética.

Algunas convergencias entre posmodernidad y medios de comunicación

De manera tácita o expresa, intencional o no, en toda definición sobre lo que se entiende por ‘comunicación’ hay una adscripción teórica, lo cual provoca que no haya (ni deba haber necesariamente) una aceptación unánime. Se trata de un campo académico, cuyo desarrollo ha dependido históricamente de la movilidad paradigmática social/filosófica/política/económica/geográfica, desde la cual se le observa y se actúa en él.

Considerando lo anterior, asumiendo los riesgos y omisiones inherentes, y para efectos de este tema, defino a los medios de comunicación como aquellas tecnologías que, bajo diversos y complejos contextos, son empleadas y manejadas por sujetos, grupos y organizaciones, quienes seleccionan, construyen y difunden información dirigida, intencionalmente o no, a ciertos sujetos, grupos y colectividades, quienes a su vez interpretan y emplean tal información de acuerdo con sus propias posibilidades, necesidades e intenciones, generándose relaciones humanas que trascienden los límites espacio-temporales.

Para David Harvey (2004), la posmodernidad responde a algunas continuidades con la modernidad, pero recrudece en esencia la compresión espacio-tiempo. Los medios de comunicación como tecnologías, contribuyen directamente en este proceso de compresión espacio-temporal: nos acercan a gran velocidad con gente en lugares remotos, posibilitando la comunicación instantánea. Los medios son entidades vividas en nuestros mundos cotidianos, que aceleran nuestros procesos de acercamiento humano.

La frase de Marx “Todo lo sólido se desvanece en el aire” (Berman. 1989) bien puede expresar el sentir de la posmodernidad. Escepticismo ante las meta-teorías y meta-discursos, simulacros, identidad otorgada por la imagen superflua, lo efímero, lo desechable, la diversidad, mayor incertidumbre, esquizofrenia, prevalencia de la estética fugaz sobre la ética, aprovechamiento de la acumulación flexible para suministrar servicios de consumo efímeros, contratos temporarios, aceleración y superficialidad, son algunas de sus principales características  enunciadas por Harvey (2004), aunque no hay un acuerdo unánime para conceptualizar este cambio de época.

Bajo dichas características, observamos cómo los medios pueden entenderse bajo la óptica de la posmodernidad. Los medios aceptan y difunden (muchas veces acríticamente) multiplicidad de discursos y relatos; representan ‘simulacros’ de la realidad, dado que todo mensaje es seleccionado, construido y transmitido como ‘verdadero’ y ‘real’ (incluyendo a los noticiarios); los esfuerzos publicitarios de los anunciantes refuerzan la conformación de identidades basadas en lo superficial (estereotipos de belleza femenina, por ejemplo); cada vez más los medios pugnan por representar de mejor manera la diversidad cultural (aunque sea en forma estereotipada: un ejemplo es la homosexualidad); personajes, hechos y programas son efímeros, posibilitando la rápida muerte de los productos mediáticos para propiciar el consumo característico del capitalismo flexible de hiperacumulación; hay una tendencia de los noticiarios en revelar y generar incertidumbre y miedo social ante diversos ámbitos humanos; existen áreas profesionales de imagen y diseño orientadas a dotar de una estética especial y atractiva a los medios ante las audiencias, aunque se pueda tratar de contenidos cuestionables en sentido ético.

Dado que la modernización implicó un proceso de diferenciación (en las sociedades primitivas lo sagrado-profano, natural-espiritual permanecen indiferenciados), para Lash el rasgo estructurante de la posmodernidad es la des-diferenciación (Lash. 1997). Así, las imágenes   conforman una des-diferenciación de la representación y la realidad, las cuales son analógicas, confundiéndose representación con realidad: “lo que el posmodernismo considera problemático no es el proceso de significación, no es la superficie del cuadro, o sea: no es la representación, sino la realidad misma” (Lash. 1997).

Las nuevas generaciones han establecido sorprendentes modos de relación con las tecnologías mediáticas, dignos de explorarse en la condición posmoderna. A decir de Jesús Martín-Barbero, en “la empatía de los jóvenes con la cultura tecnológica… lo que está en juego es una nueva sensibilidad hecha de una doble complicidad cognitiva y expresiva: es en sus relatos e imágenes, en sus sonoridades, fragmentaciones y velocidades que ellos encuentran su idioma y su ritmo.
Estamos ante la formación de comunidades hermenéuticas que responden a nuevos modos de percibir y narrar la identidad, y de la conformación de identidades capaces de amalgamar… ingredientes de universos culturales muy diversos” (Martín-Barbero. 2002).

En ese sentido, cabe recuperar la propuesta teórica transdisciplinar de Néstor García Canclini referente a los modelos del consumo cultural (García Canclini. 1993). Para él, los procesos de apropiación y usos de los productos simbólico-culturales están mediados más por el valor simbólico que por los valores de uso y de cambio. Este modelo permite ver la complejidad y las paradojas insertas en los medios de comunicación en la posmodernidad: las identidades contemporáneas son flexibles y diversas ante los productos mediáticos, que manifiestan esta diversidad, fragmentación, simulacros, la estética y lo efímero.

Ética, pensamiento comunitario-planetario y medios de comunicación


El eje central de esta reflexión versa sobre la urgencia y las posibilidades de que los medios de comunicación asuman una postura más ética, contemplando la necesidad de configurar un pensamiento más comunitario, más planetario (Morin. 2001). Para tal efecto, se recurre a algunos filósofos de la educación, cuyos aportes bien pueden ser empleados para interpretar el fenómeno de la comunicación en la posmodernidad: como lo ha mostrado extensamente Guillermo Orozco, aunque los medios no pretenden necesariamente educar, la gente aprende de ellos. Por eso es tan importante referirnos a su responsabilidad social, a la necesidad de que sean conscientes de la imagen humana que es proyectada en sus mensajes, a la contribución de mejores ciudadanos y a la construcción de democracias reales. 

CRISIS EPISTEMOLOGICA EN EL SIGLO XX



¿EXISTE CRISIS EPISTEMOLÓGICA?

La Crisis Epistémica del Siglo XX, Nace, entonces, insistente la pregunta: ¿dónde está ese concepto clave que haría inteligible este mundo complejo? Desde luego, no puede ir por los rieles clásicos, como exige quien dice: "yo no creo en la astrología hasta que no se demuestre científicamente". Pero "científicamente" quiere decir, aquí, "de acuerdo al paradigma mecanicista", el cual, por definición, excluye las fuerzas o causas que intervienen en la astrología. Lo mismo habría que decir, en parte, de nuestra matemática, fundamentada en las propiedades aditiva y conmutativa. Necesitamos una matemática de lo cualitativo, una matemática gestáltica donde el énfasis no esté puesto en la cantidad, sino en la relación, es decir, en la forma y orden.
Nuestro aparato conceptual clásico, el que creemos riguroso centrado en la objetividad, el principio de causalidad, el determinismo, la experiencia, la lógica formal, la verificación, resulta corto, insuficiente e inadecuado para simbolizar o modelar realidades que se nos han ido imponiendo, sobre todo a lo largo de este siglo, ya sea en el mundo subatómico de la física, como en el de las ciencias de la vida y en las ciencias sociales. Para representarlas adecuadamente necesitamos conceptos muy distintos a los actuales y mucho más interrelacionados, capaces de darnos explicaciones globales y unificadas.
Considero que el gran desafío para las ciencias sociales consiste en aprender a nombrar la totalidad (con su persistente rostro colonial) sin caer en el esencialismo y el universalismo del meta relatos. La tarea de una teoría crítica de la sociedad es, entonces, hacer visibles los nuevos los mecanismos de producción colonial de las diferencias en tiempos de globalización.
Es obligación de todo científico ir más allá de sus horizontes, ampliar su percepción e información en los diversos campos de estudio, tanto de las ciencias duras como de las humanas. Es labor de los comunicólogos renovar conceptos, formas, elaborar nuevas teorías y enlazar todo aquello que pueda ofrecer una nueva perspectiva, un cambio que se acomode a los nuevos paradigmas científicos y genere en un futuro una ciencia donde quepamos todos.

 ¿QUÉ PLANTEA ESTA CRISIS?
Los problemas planteados en la actualidad por la epistemología pertenecen a dos grandes grupos. Unos son de carácter general, ya que abarcan la totalidad de las ciencias. Otros son específicos de cada grupo de ciencias, se refieren a una sola ciencia o a alguna rama de una determinada ciencia.
En primer lugar, la epistemología se plantea problemas que se refieren a las relaciones entre las diversas ciencias. La pluralidad de las ciencias, su incesante proliferación, sus encabalgamientos y enlaces, su dispersión, no satisfacen al espíritu del sabio a quien llevan a preguntarse por los problemas de su coordinación. Hoy ha cambiado el viejo problema de la clasificación de las ciencias y nadie pretende construir un sistema rígido e inmutable en el que cada ciencia tendría su lugar propio y definido con sus diversos compartimentos, pero un cuadro de referencia siempre es necesario y lo único que se exige es que sea manejable y abierto, que refleje el estado presente de la ciencia y admita enlaces y reorganizaciones.
En segundo lugar, la epistemología se plantea también el problema de las relaciones entre los dos grandes grupos en que se distribuyen las ciencias. En general se admite la división entre las ciencias formales, por una parte, lógica y matemáticas, y las ciencias de lo real, por otra. A partir del nacimiento de la matemática racional la pregunta inevitable es la del acuerdo entre sus explicaciones y las de la experiencia.
En tercer lugar, son también problemas de la epistemología los referidos al análisis de algunas nociones comunes a todas las ciencias o a la mayoría de ellas. El matemático, físico, naturalista y lexicógrafo se sirven también de definiciones, pero ¿tienen el mismo significado? Para el matemático la probabilidad es objeto de cálculo; el físico sabe que sus métodos inductivos desembocan en probabilidades y considera a todas sus leyes como probabilidades; el historiador se pregunta sobre la probabilidad de los testimonios: ¿se trata siempre de una misma probabilidad en estas diversas ciencias, o si no, ¿cómo se organizan entre sí estos diversos sentidos?
En cuarto lugar, se dan también problemas epistemológicos, en las dos maneras de concebir las relaciones entre la parte teórica y la experimental de las ciencias, o, lo que es casi lo mismo, en el significado de las teorías. Cuando se intenta acatar el imperativo de inteligibilidad que compara al científico con el filósofo, y el imperativo de efectividad que lo relaciona con el ingeniero, resulta que no concuerdan entre sí y la tensión resultante determina en el interior de cada ciencia un desacuerdo sobre el ideal científico. Es en las ciencias de la naturaleza donde se manifiesta más claramente tal desacuerdo en las dos maneras de concebir las relaciones entre la parte teórica y la experimental, o, lo que es casi lo mismo, el significado de las teorías: ¿intentan profundizar en nuestro conocimiento de los fenómenos buscando, detrás de las leyes, las causas explicativas, o bien, no son más que una sistematización de un conjunto de leyes? Pero también ocurre algo semejante en otras ciencias, como en biología, con la oposición del mecanicismo frente al vitalismo; en psicología, con la del behaviorismo frente a la reflexología; en historia, dada la oposición de la historia de los acontecimientos con la historia explicativa o más bien comprehensiva, oposiciones que parecen proceder de una dualidad en el ideal científico.
En quinto lugar, y como primera consecuencia del descenso de la generalización epistemológica hacia el ámbito de cada una de las ciencias, se encuentran los problemas específicos del primer grupo de ciencias, las ciencias formales. La lógica, bajo su nueva forma de lógica simbólica o logística, figura junto a las matemáticas y en estrecha unión con ellas, y ello plantea bajo una nueva forma el problema de la relación entre ambas disciplinas. Con la nueva lógica el problema esencial es saber si las matemáticas se pueden reducir a ella, lo que sería una manera de fundarla. Además, cada problema de la epistemología matemática tiene su correspondiente en lógica y a la inversa. Así, por ejemplo, son comunes a ambas ciencias el problema del estatuto ontológico de sus nociones o del correspondiente objetivo de sus términos. Con facilidad puede plantearse en matemáticas el problema de saber si los principios de la lógica expresan leyes del ser, normas del pensamiento o bien reglas para la manipulación de los símbolos, es decir, si la lógica es una ciencia objetiva, normativa, o bien un arte del cálculo y del juego.
En sexto lugar se plantean los problemas de epistemología comunes a las ciencias de la realidad, que tienen en física una forma modélica, ya que al hablar de dichos problemas casi siempre se piensa en ella. Los problemas principales son tres, según se haga hincapié en la construcción de los conceptos, en la estructura de las explicaciones o en la validez de las conclusiones. Los problemas relativos al método experimental y a la naturaleza y justificación de los procedimientos inductivos ocupan evidentemente un lugar importante en dichos estudios, pero el gran problema es el de su unidad: ¿pueden agruparse todas las ciencias de la realidad en un solo tipo fundamental, cuyo modelo más completo sería la física?, ¿sobre qué base lo harían?, ¿deben quedar irremediablemente separadas en dos o tres ramas?
En séptimo lugar están los problemas epistemológicos más particulares, relacionados con las ciencias de la vida y las ciencias del hombre. Aparecen en estas ciencias conceptos fundamentales comunes a la física, como el concepto de ley, pero aparecen también conceptos ajenos a ella, como el de ser; estas ciencias hablan de hechos, pero también de valores. Puede analizarse un ser como una intersección de leyes, pero se elude así la característica esencial de su individualidad. Pueden considerarse los valores como datos de hechos, pero ¿estos hechos son de la misma naturaleza que la de los hechos que trata la ciencia del mundo físico? Los conceptos propios de estas ciencias como los de tendencia, función, éxito y fracaso, normal y patológico, finalidad, son problemáticos y exigen análisis epistemológicos más específicos. El problema más grave es saber si estas nociones pueden interpretarse con el lenguaje de la física, o cuando menos ponerse de acuerdo con él. Además, la presencia en las ciencias humanas de nociones como conciencia, actividad voluntaria, lenguaje, utensilios, política, religión, arte, han hecho surgir nuevos conceptos y problemas, como, por ejemplo, en este nuevo campo ¿hay que sustituir la comprensión por la explicación?; ¿las finalidades pueden, y de qué manera, considerarse causas?; ¿en qué medida, o en qué forma, la aplicación del instrumento matemático es posible y deseable? En el interior de estas ciencias se plantea la cuestión de su homogeneidad y de su jerarquía. En ocasiones, una de estas disciplinas e incluso una teoría surgida de una de ellas preside el conjunto o se atribuye una función rectora. Así, en el siglo XIX, la historia no sólo se desarrolla por sí misma, sino que predomina en todas las partes en donde se habla del hombre, y el materialismo dialéctico de Marx y Engels o el psicoanálisis, habiendo nacido en el seno de una de estas ciencias, han servido de principio general de explicación para todos los temas humanos.

 ¿QUÉ ES UN COMUNICÓLOGO?

El comunicólogo es todo egresado/a universitario/a de grado o posgrado de las distintas Carreras de Ciencias de la Comunicación Social habilitado/a para ejercer profesionalmente la Comunicología como Investigador/a, Docente, Director/a de Comunicación (DIRCOM), Responsable Interno/a o Asesor/a Externo de Comunicación en todas las organizaciones ya sean estas públicas, privadas o comunitarias.
Como explica Roberto Follari en el artículo de "Comunicología Latinoamericana" debe hacerse una distinción entre el comunicador y el comunicólogo.
Un Comunicólogo desarrolla procesos comunicativos utilizando diversas técnicas y herramientas de comunicación, estas herramientas pueden ser los medios masivos cine, tv, radio, carteles, etc. pero ojo con esto, ser Comunicólogo, no significa trabajar en medios,(lo puedes hacer claro porque sabes cómo desarrollar un mensaje, pero no estudias comunicación para ser conductor, estudias esta carrera para ser, bueno si es que te gustan los medios, productor, director, etc.) puedes desempeñar funciones relacionadas con la comunicación organizacional de una empresa, desarrollar la imagen corporativa de una empresa o un instituto político, y sobre todo algo muy interesante puedes hacer investigación social, un Comunicólogo es un científico social igual que el antropólogo, sociólogo, politólogo, psicólogo, en el campo de las ciencias sociales el Comunicólogo estudia las representaciones simbólicas y significativas de todas las manifestaciones comunicativas del ser humano, el hombre es un ser simbólico por naturaleza por lo tanto en todo momento está comunicando. Para el estudio social el Comunicólogo utiliza la SEMIOTICA la ciencia que estudia los signos

¿CUÁLES SON LOS APORTES DEL COMUNICÓLOGO?
Sus aportes se basan en hacer visibles y comprensibles los múltiples procesos de construcción de sentido que nos rodean. Su trabajo consiste en transformar datos abstractos y fenómenos complejos de la realidad en mensajes visibles y comprensibles por múltiples audiencias.
Su ejercicio profesional es tanto un proceso como su resultado, el cual cristaliza en un acto de transferencia de conocimientos. De hecho, se trata de una “mediación didáctica” en la dialéctica de lo real directamente “visible” y lo real “invisible”. Es a la vez una “puesta en conocimiento” y una “puesta en común”, es decir, un hecho de comunicación.
En este marco general, el desafío consiste en la construcción de un campo disciplinar que implique a todos aquellos profesionales vinculados con la Gestión Comunicacional.
La comunicología tiene un emergente desarrollo en América Latina, concretamente en México, en Chile y en Colombia. Tiene referentes inmediato en los llamados estudios culturales, con personalidades sobresalientes como Néstor García Canclini o Jesús Martín-Barbero. En el caso de la Escuela de Santiago de Chile, la comunicología está fuertemente influenciada por la biología del conocimiento y las ciencias cognitivas desarrolladas por Humberto Maturana y Francisco Varela y se expresa con vitalidad en los trabajos realizados e impulsados desde los años ' 90, por la Fundación de la Comunicología.
Los comunicólogos han asentado ya muchas teorías y principios que configuran su doctrina. Así, "la teoría de la bala mágica o de la aguja hipodérmica" o "el principio de que el medio es el mensaje" son formulaciones que constituyen la base de la disciplina.